martes, 21 de noviembre de 2006

Luciernagas

Una niña tararea la Canción del Venadito. Tiene siete años de ser Verónika Taki Vaj y guarda piedras doradas para cazar tigres. Vive en Chalchihuitán, Chiapas, donde los hombres son cazadores.

¿Cómo es tu baile, / venadito de monte?
Somos venaditos rojo,/ somos venaditos gris.
Vamos a brincar en el monte/ al otro lado del cerro.
Vamos a juntar luciérnagas,/ luces de cucaracha para tu andar de noche
si te vas a Guatemala/ a traer cohetes para el Rayo.
Venadito del monte, te estoy cantando:/eres el compañero de mi alma

Urdimbre




Una poeta indígena del pueblo de San Juan Chamula, en Chiapas, Lexa Jiménes, tiene como tema de su poesía la aparición de la luna para enseñar a hilar y a tejer a las mujeres. "Antes hacían los hilos como ahora hacemos nuestros hijos. Los hacían ellas mismas con la fuerza de su carne". Como recuerdo y símbolo vivo de aquella aparición, en el pueblo conservan, segun este poema, "el telar de la luna, su huipil y su machete". Dice Mircea Eliade que en varias culturas "lunares" el oficio de tejer explica al mundo. La luna hila al tiempo y a las existencias humanas. Según él, en estas mitologías lunares donde el mundo es creado de nuevo periódicamente, hay un vínculo entre los destinos de los humanos y el trabajo femenino que se debe realizar casi a escondidas, lejos de la luz solar. Trabajo nocturno y secreto, como los sueños.

El tejido es el texto de los sueños. Su poesía. Y en los sueños está la espiral ascendente de hilos, la escalera que une a los hombres con los dioses y con su destino. Por los sueños se accede al supramundo y se desciende también al inframundo. Por los sueños saben los humanos cómo tejer su vida, cómo darle sentido y trascendencia. El poeta chileno Ludwig Zeller, que vive en Oaxaca, retoma en su poema "Tejedor Zapoteco", el tema del destino entretejido con el hombre mismo que teje y con sus instrumentos. "Crecí en este telar, mis huesos lo apuntalan desde siempre". Más allá de la voluntad de sus manos, la "fantasmal lanzadera" silenciosa del tiempo le hace tejer "el secreto diseño que en los días ha de tener mi muerte", esa "oscura madeja" que desovillamos. "Entre trama y urdimbre mi destino. Los rostros invisibles/ del futuro ignorado que es sólo maraña de raíces/ que cantan, debajo de la tierra que es eterna."

Alberto Ruy Sánchez,
"Tejer los hilos de los sueños en la poesía"

Leñateros (2)




La pintora Roselia Montoya, de Huixtán, dirigió la hechura de 3333 máscaras para la portada del libro, utilizando cartón corrugado, pelos de elote, cola de carpintero, chapopote, alcanfor y Nescafé

Leñateros (1)



El Taller Leñateros es un espacio de experimentación donde otros protagonistas son las hojas de palma, musgo, papiros, tallos de gladiola y cepas de plátano que dan cuerpo a las hojas confeccionadas manualmente con ayuda del sol, la perseverancia y el contento por el trabajo.

Y son papeles artesanales los que resguardan estos cantos de mujeres tzotziles. Cantos soñados y vividos por alfareras, panaderas, comadronas, parteras, videntes, hilanderas, coheteras, pastoras, espiritistas y jornaleras... con la participación, faltaba más, de varios hombres, hasta hacer la suma de 150 colaboradores en la hechura del volumen bilingüe, con prólogo de Juan Bañuelos y versiones en castía de Ámbar Past, la impulsora de este proyecto que tuvo vida editorial luego de veintitrés años que reunió conjuros poéticos, cerros de obra gráfica y máscaras que serían portada.

Pero no sólo canciones de caza y cuna anidan el volumen. También hay cantos para enamorar, para curar al loco, para alistar una fiesta, para pedir el préstamo de una jícara a la vecina y para solicitar que los borrachos dejen de beber.

lunes, 20 de noviembre de 2006

Conjuro para la Pexi Cola

CONJURO

PARA LA PEXI COLA

Recuerda a la gente que me tienen que comprar.
Que no vayan a ir a la otra tienda.

Mándame clientes, Kajval.
Con harta paga, Kajval.

Quiero vender mis cigarros uno por uno,
las galletas, los dulces, la sal.

Que tomen los refrescos;
que no se estén aquí enfriándose nada más
porque se oxidan las corcholatas.

Que no se vaya a agriar tu rocío;
que no se vaya a podrir el panta, la pexi.

Que me mantenga el Refresco como un hijo
que trabaja para dar de comer a su madre.

Loxa Jiménes Lópes

Dedicatorias


1. Dedico este poema a los hombres que nunca se acostaron conmigo
a los hijos que no tuve
a los poemas que nadie escribió


2. Dedico este poema a las madres que no amaron a sus hijos
a los que murieron en hoteles
sin que nadie les acompañara
Lo dedico al autor de las pintas en los muros
al hombre y a la mujer
al torturado anónimo
al que nunca dijo ni su nombre

3. Dedico este poema a los que gritan de dolor
y también a las parturientas
a los que gritan en la terminal de autobuses
en los portales del mercado

4. Lo ofrezco a los suicidas
a los poetas
que viven olvidados en alguna antología
al que lava cadáveres
a las mujeres que se acuestan con todos
a los que siempre duermen solos

5. Destino este poema a las comadres y a los compadres
que hacen el amor y se convierten en piedra
a los que se bañan con jícara
en Viernes Santo y se vuelven peces
al hombre que quiso ser zopilote
a los que sueñan que pueden volar

6. Sacrifico este poema al Señor de la Noche Estrellada
a la Guacamaya de Fuego
al Llanto de las Moscas
a la Lluvia Verde
Al que Guarda la Miel
a la Hermandad de los Hermanos Menores
al de la Máscara que Llora
al Rugoso Caracol de Tierra
al Vertidor de los Cuatro Rincones
a los Juntadores de Corteza para Preparar el Vino Ceremonial

7. Lo dirijo al que toca la flauta y el tambor cuando van a lavar
los paños en el ojo de agua
a la que chapotea en las cascada y se moja el pelo con agua de
lirios
a la que da el pecho a su hijo en el cañaveral
a los que buscan el arcoiris en el aceite de los charcos
a los remeros que inventan el canto con sus brazos
a los que lavan el nixtamal bajo la lluvia
a las que acarrean el agua en cántaros

A la niña viendo luciérnagas
a la niña con el candil en la mano
a los chamacos que saltan con el rastrojo en llamas
a los que corren sobre el fuego
entierran a sus muertos en la cocina
y cantan entre los escombros
al que engaña a su muerte en las camas de los moribundos
al que baja de los cerros para no quemarse con las estrellas
al que agarra la mano a la muerte y baila con ella
a las que tienen muchas nueras y cargan iguanas en sus
cabezas
a los colochos que venden nieve en tierra caliente
al que arremanga su camisa y pide un hacha
a la que vende tamal de bola, de mumu y chipilín
a los que cortan elote tierno para comerlo crudo
y amarran la pata del perro que roba pollo
a los que hacen las maracas
y matan por amor
a los que se avientan al hoyo en el entierro de un amigo
al poeta que no puede bajar del techo por estar tan enamorado
al que hace lo que puede

8. Consagro este poema a los que no frecuentan cafés
ni piscinas ni saben hablar por teléfono
a los que no entran en los bancos
ni salen en la tele
a las de la primaria vespertina
que reciben declaraciones de amor con faltas de ortografía
a los poetas que nunca empezaron a escribir

a los meseros que tragan su dignidad
a las viejas que lavan ajeno

a las que no se atreven a opinar
ni a levantar la voz
a las que no pueden estar felices sin el consentimiento del macho
a los que se tiran al suelo y tragan su lengua entre la multitud
a las que duermen con sus delantales puestos
y piensan en qué hacer mientras sus maridos eyaculan
prematuramente
a las que se levantan a oscuras en galeras de palma
a las que tortean en jacales
a la que se quemó su pelo
y manchó de tizne su falda
a los que asolean chilcayotes en su tejado
y no tienen sillones

9. A los que arrullan a sus hijos en tzotzil
y traen mugre bajo las uñas
a los pepenadores
a los que chaporrean
a los que siembran nopales y comen tortilla con sal
al sereno que también trabaja de día
a la de la chancla rota que tiende cien camas cada mañana
al viejo sin dientes que merca chicle en la playa
a los que viajan parados a la tierra del cacao
a las que traen las caras negras
y la cicatriz del llanto en su sordera

10. Ofrendo este poema al hombre encadenado
a los niños golpeados
a los hijos de alcohólicos
a las que cuidan a las criaturas de otros y ven a las suyas cada
quincena
a la que trapea en el colegio y no sabe firmar su nombre
a las que comen en la mesa del hospicio
a los tullidos que se acurrucan junto al horno en alguna panadería
a los que atienden los baños públicos
y barren las callen al amanecer

a las que bailan en cabarets
y están hartas

11. Brindo este poema al amasador de adobes que muere en la casa
que construyó para otro
al poeta en su velorio con la boca cerrada para siempre
a los que se escaparon de noche cuando el volcán sepultó su iglesia
a los vecinos que enterraron a sus hijos
uno tras otro como los años que pasan
a los que han tenido que vender a sus hijos
su sangre y su sexo
a los que nada tienen que perder

12. Propongo este poema a los peones acasillados que invaden las
tierras del patrón
a los que cavan túneles debajo del dinero
a los que prenden lumbre al ingenio
a los que no echan sombra y sin luna contemplan los puentes
a los niños de trece años que se van arriba
y conocen mujer por primera vez en las montañas

13. Para los dos heridos, las pelonas,
el tacuatzín de Olga

14. A los que nacen en países donde la verdad está prohibida por ley
a los que han adoptado otro nombre
y llevan años sin saludar a la familia
a los que nunca durmieron en la misma cama
y comparten la fosa común

15. Dedico este poema a la madre que busca a su hijo en el anfiteatro
entre otros poemas decapitados
a la que no puede decir cuál cadáver es el suyo
y se despide de cada uno con un abrazo

16. A los chuchos apaleados

17. Dedicación

-Ambar Past

El acento en clitoris



Las mujeres buscan en su cama
algo que no es hombre
ni mujer

Algo que los hombres tampoco encuentran


Ámbar Past

Un hacha y un madroño



Foto: Andrea Miranda



En el año 2002, de un día de mayo, de hace cuatro años, atentaron contra Ambar Past por defender la ecología.
En pleno día prendieron fuego al lugar donde vive, según amigos de la reserva ecológica, un grupo de desconocidos prendió fuego a la entrada de su casa en la calle del Roble número 13 del Barrio de Cuxtitali. Para provocar el fuego, los agresores utilizaron probablemente gasolina. El incendio sólo destruyó la entrada, debido a que fue oportunamente sofocado por los vecinos y por la dueña de la casa, quien se encontraba ahí en ese momento. Sobre estos graves hechos se hizo la denuncia correspondiente ante el Ministerio Público. En esa misma nota se afirmó que la Poeta Ambar Past ha recibido reiteradas amenazas debido a su participación en el grupo ciudadano Amigos de la Reserva Ecológica, que defiende los árboles del Bosque Natural Protegido del Valle del Río Amarillo en el municipio de San Cristóbal. Un día antes, un grupo de personas armadas con machetes impidió el paso de una familia con varios niños que paseaba por la reserva para integrarse a las actividades educativas y recreativas que cada domingo se organizan para promover la conciencia ecológica de la población sancristobalense”.

EL GUARDABOSQUES
Letra: Salvador Cardenal (Nicaragua)
Música: Guardabarranco




Adentro de mí viven un tigre y un venado, amado
Uno está libre y el otro está amarrado
Queriendo ser domado

Adentro de mí soplan un viento y un tornado, tornado
Uno que acude cuando no lo he llamado
Y el otro está a mi lado

Adentro de mí viven una hacha y un madroño, madroño
Este que alfombra mi patio en el otoño
Aquella bria sin sombra

Tigre, hacha, tornado, viento,
Madroño, venado, todos están a mi lado
Y yo soy mi único guardabosques

LUNA SIN METAFORA



No hay hoja en blanco
más grande que la luna llena
cada mes la cubro de tinta
hasta que ya no cabe
ni una sinalefa más
Entonces empiezo
a borrar los gerundios
los qués, las rimas cursis
hasta descubrir
la luna sin metáfora

Ámbar Past

Hechizo para matar al hombre infiel

Que pague con su carne
y que no pase de mañana o pasado
Que trece Diablos Mujer, que trece Diosas de la Muerte
borren su nombre
Que empiece un viento en su corazón que apague su vela
Que muera en un camino
que lo aplaste un carro
Que lo aplaste una bicicleta
rómpele una pata

Y si se muere, voy a estar riendo
Métele un cuchillo en su corazón
Clavale un clavo en su cuerpo
Que una termita gigante crezca en su ombligo
Una avispota. Una hormiga en su oreja
Que penetre nueve veces en su cráneo
el veneno, los nueve venenos
de la culebra de cuatro narices
Aviéntale a la mierda su ánima
Que los gusanos coman su alma, coman su miembro
Que se agrande su panza
Que se atragante con un frijol
Dále chorrillo, sécale su semen
Hazle chiquita, chiquita su verga
Que no se vaya a escapar
Agárrenlo
Mátenlo en su cama

Encantamiento para atraer a un hombre



Que llegue con flores en su corazón el hombre
Que llegue con todo su corazón
Que hable con mi carne
Que le duela su sangre por mí
cuando me vé en el camino al mercado


Que nos visite con su madre
la cabeza agachada
y un garrafón de trago para mi papá

Que sea limpio su camino, blanco su andar
Que no vaya a caer en el lodo
Que no le vaya a salir una mala culebra

Tú lo vas a mirar en su cara, Kajval
Te lo estoy diciendo en tu nariz, en tu oido:
El hombre se llama Xua

Ya hablé con tu cabeza
Ya hablé con tus huesos
Te llamé ya con mi boca

Quiero juntarme con él
Quiero que el hombre complete mi cuerpo

La Señora de Ur


Soy el museo más viejo del mundo y me acaban de saquear.
Han quemado mis libros.
Estrellaron mi cara contra el piso.
Soy la mujer en la foto a quien apuntan el fusil.
Estoy tirada en el suelo, mis manos esposadas atrás.
Quieren lo que nadie puede dar.
Alejandro Magno no ambicionó al petróleo.
El alababa a mis duraznos
cuando las huertas entre mis ríos eran ya muy antiguas.
Soy el Jardín.
La primera mujer y el primer hombre.
Madre de la Escritura.
Soy la primera ley.
La primera ciudad.
Soy el lugar a donde todos iban.
Yo inventé el pan.
Creé el trigo.
La lana, el vino, la miel.
Cera perdida de la fundición.
Canto de todos los cantos.
Yo era la Fe.
Soy todas las religiones.
En todas las guerras me han violado.
De mis senos arrebataron a mis hijos.
Estoy tirada en las baldosas.
Soy la Tierra.
Durante horas desde que me desperté he estado mirando lo rojo y la crema de los mosáicos.
Ya me acuerdo de dónde soy.
Soy la sed.
Ahí vienen.
Oigo el eco de sus botas.

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Ambar Past
(10.10.2005)

Miss Guerra

La Guerra nos llamó
para ofrecer un rapidín.
Dejó un mensaje en la contestadora,
una mancha de petróleo en la playa.
Le enviamos docenas de largos brazos.
Costales de uñas.
El rostro de una madre.
Un poema traducido del persa
te puede costar diez años
y medio millón.
La Guerra tira la casa por la ventana.
Pero no le interesa curar enfermos
ni educar ciegos.
Miss Guerra no sabe leer.
Apenas puede firmar cheques.
Pero le va muy bien.
Abre las puertas de su funeraria.
Hace negocio, pone una cadena
de sucursales.

¿Para qué preocuparte?
Lo importante es
estimular el clítoris del Dinero.
Hasta que te pague.
No empujes, joven, habrá Guerra para todos.
Dame una libra de Guerra...
Dámela fiada, compadre,
véndamela por mayoreo.

¿Guerra civil?
¿Etnocidio?
Lo que tú quieras, mi Reina.
Estamos a tus órdenes
para cualquier ocasión
qué se te ofrece.
Alcánzame la Guerra, por favor, papacito. ¿Todavía hay?

¿Ya se acabó?
¡Compre más!
y más y más.
«Vendo muertas, Señora... Son de hoy...

Mire este hígado. ¡Este corazóncito!
Pan Caliente de Ciudad Juárez. Una pobrecita que iba a misa.»

La mano de obra es barata.
Trabajadores huicholes
traen plomo en la sangre.
Se necesita mucha plata para erradicar la malaria
y los indios no llegan al precio.
(Pero, ya no pensemos en cosas feas.)

Hay que ser prácticos.
Ponerse listos.

(Viene el pez gordo
con su altavoz):

Los accionistas consideran
que la vacuna del sida no es tan rentable
como los fármacos para aliviar sus síntomas.
Patentamos menjurjes de las Amazonas.
Mercamos el misterio de los mayas.
Cuando llueve vendemos paraguas.
Cuando muere fulano le rentamos una fosa.
Pagan para orinar, para la sed, la sal.
Privatizaremos al Sol.
El Aire sa de cv.
¿Cuántas guerras necesitas, chulito?
La Guerra nos ofrece su nalga.
Le agarramos la teta.
El museo de las antigüedades
declara la bancarrota.
La biblioteca arde en llamas.
La escuela se vuelve cuartel.
El hospital es un necrocomio.
Sin embargo, (aquí el General pone una cara de orgullo)
sólo violamos a mujeres,
hispanos
y gays.

Damas y Caballeros: permítanme recordarles
que estamos en Guerra.

Todo tiene su costo.
Ni modo; al Jefe no se le antoja la libertad de expresión.
Ni viene al caso: Un ejército obedece.
Los soldados compran
cuando se les ordene.

La Guerra fue elegida
democráticamente
por nuestros clientes.
Siempre tienen la razón.

Señoras y Señores:
con nosotros

Miss Guerra.


Ambar Past